En un sondeo de 2017 entre 150 actrices-actores, directores,
guionistas, productores y críticos de la revista Time Out
se catalogó a la película “El tercer hombre (1949)” como el
segundo mejor filme británico de todos los tiempos.

El cine clásico se caracteriza por sus tramas, sumamente interesantes, la interpretación de sus actrices-actores y sus agradables temas musicales muchas veces. Daba igual que la imagen fuera en blanco y negro, lo que valía era su calidad y ese es el caso de esta película de cine negro de producción británica, que fuera dirigida por Carol Reed.
La trama del filme es obra del destacado novelista inglés, Graham Greene, con adaptaciones de montaje aportadas por Orson Welles y Alexander Korda, que tiene muchas aristas, donde sobresalen dos, a entender del que suscribe, una es la amistad y sus límites, la otra es el amor infinito, las que son de hecho contrapuestas.
El escenario del filme fue la Viena de post-guerra, bastante destruida y que fuera ocupada por las cuatro potencias en 1945. Los primeros en llegar fueron los soviéticos, mientras que los estadounidenses y británicos lo hicieron en agosto de ese año y los franceses un mes después.
La ocupación se extendió por 10 años. La firma del tratado del Estado Austriaco tuvo lugar el 10 de mayo de 1955, con lo cual finalizó la ocupación del país y el nuevo estado se declaró independiente y neutral políticamente.
La trama alrededor de un escritor estadounidense, aparentemente por vocación, ya que no era una persona de vasta cultura, encarnado por Joseph Cotten, Holly Martins, el cual viene a Viena para encontrarse con un amigo de su juventud, Harry Limes (Orson Welles), quien fue dado como muerto. Las indagaciones de Martins sobre la muerte de su amigo le dan a entender que las versiones no coinciden, que existe un tercer hombre en la recogida del cuerpo fallecido, el cual insistentemente se omite.
La guardia británico-estadounidense, dirigida por el mayor Calloway (Trevor Howard), está detrás del caso, pero posee más información que revela que los hechos no sucedieron como se declararon y que los actores del hecho pueden haber cambiado de rol, otro muerto y otro recogedor de cuerpo no declarados.
Al desarrollo de la película se agrega el amor de Anna Schmidt (Alida Valli), emigrante de Checoslovaquia, la que por siempre amará al fallecido, pase lo que pase y sea como sea.
La amistad existe por comunidad de intereses y formas similares de pensar. Si la conducta del amigo se vuelve ajena a los principios que uno tiene, entonces la amistad corre el riesgo de desaparecer. Este aspecto queda recalcado en este filme.
Como siempre, no doy más elementos del argumento fílmico, pues de lo contrario caería en el spoiler. Aconsejo que la vean, no lo van a lamentar, todo lo contrario.
Las actuaciones son de verdaderos artistas del cine, cuyos nombres ya he ido mencionando, aunque sería injusto no citar el de los actores austriacos Paul Hörbiger y Annie Rosar. La cinta obtuvo Oscar como mejor filme en 1951, premio BAFTA como mejor filme británico y del National Board Review de EE.UU. como mejor filme extranjero, ambos en 1950. El director Carol Reed se llevó nominación para Oscar como mejor director, premios en el Festival de Cannes (1949) y del DGA de EE.UU. (1950).
Escrito por Esteban Hernández, el 16 setiembre de 2020, con información consultada en IMDB.com