“¿Cómo podemos prevenir que una gota de agua no se seque?
Arrojándola al mar.”
Escrito sobre una piedra en una escena del filme
“Samsara (2001)” es uno de los filmes más interesantes que uno pueda ver. La cámara del mismo nos lleva por una parte de los paisajes de Ladakh en el Himalaya, territorio de la India, a la vez que nos adentra en las costumbres y tradiciones de los monjes lamaístas. Es otro mundo, el cual es bastante ignorado por Occidente.
Hombres y mujeres padecemos del efecto de nuestros sentidos. Vemos muchos momentos agradables en sueños, lo cual estimula nuestra libido y puede provocar que uno se corra dormido. Le sucede a cualquiera, incluido curas o monjes, pues son seres humanos. Eso no es provocación de ningún diablo, es naturaleza humana.
Los lamas o maestros espirituales dentro del budismo tibetano suelen prepararse para su función mediante penitencias en lugares aislados. De esa manera se entiende que logran la iluminación espiritual, a la vez que renuncian a los placeres de este mundo. La película nos va mostrando los detalles de este esfuerzo.
Renunciar al placer de palabra es fácil, más difícil es cuando se tiene la “provocación” o el atractivo delante. La pasión surge, la que puede en muchos casos derivar en amor. Es pecado, de acuerdo, pero ¿puede ser pecado cuando ese amor da lugar a una familia y a la procreación?
Nuevas pasiones pueden tener lugar, las que al final si clasifican como pecado, pero que no son más que expresiones naturales a las que hombres y mujeres se ven sometidos, a veces inconscientemente. Para un ex-lama esto es inadmisible cuando razona el pecado cometido.
El mundo, no importa donde, está siempre bajo la presión de unos con más poder sobre otros. De esta triste realidad no escapa la aldea, donde moran los protagonistas de la película.
La trama de la película finalmente hace un paralelo entre el destino de la familia en escena con el de Yasodhara, esposa del príncipe Siddhartha Gautama, a quien conocemos como Buda, y del hijo de ambos, Rāhula, donde se pone en tela de juicio el valor de Buda con el mostrado por la esposa abandonada con su hijo sin ninguna recompensa, excepto el de ser admirada por su paciencia y sacrificio. Buda abandonó a su esposa justamente el día que nació su único hijo para alcanzar un despertar espiritual. El Tripitaka o colección de antiguos textos budistas no menciona a Yasodhara, la ignora completamente, aunque otras la consideran una arhat o persona de profunda comprensión.
Si desea ver algo de la extensa cordillera del Himalaya, las costumbres de la población en esos lares y la vida de los monjes budistas, no debe dejar de ver “Samsara (2001)” del director indio Pan Nalin, con el protagonismo del también director estadounidense Shawn Ku y de la canadiense Christy Chung. La película es co-producción Indo-alemana-franco-italo-suiza.
Escrita por Esteban Hernández, 4 noviembre de 2020, con información consultada en IMDB.com y otras en línea.