“Es mejor una paz cierta que una victoria esperada”
Tito Livio
Los nazis se hacen recordar con las actuales agresiones a Ucrania que, algunos gobernantes de ciertos países quieren hacer ver como una operación militar especial, tal y como lo afirma el agresor.
Bombardear hospitales no es nada humano, ni mucho menos cuando se atacan casas y edificios, allí donde comen y duermen los ciudadanos de un país. El ataque es por sorpresa, cuando menos lo esperan, y es a gente que no está en el frente de batalla. No obstante, la ofensiva del Kremlin lleva días en esta guerra sucia y solo ha podido hacerse de Jersón. La población de Mariupol ha resistido todo, un asedio permanente, sin electricidad ni alimento, la gente duerme en refugios con temperaturas por debajo de 0 grados.
Odessa se ha preparado para defenderse. Me da pena pensar que tan bella ciudad portuaria sea destruida y el agresor lo tendrá que hacer para poderla conquistar, ya que su población lista está para resistir.
El convoy de tanques con una longitud de decenas de km en las afueras de Kiev está que no se mueve, nuevamente la resistencia les ha infligido daños a los agresores. Por un lado, han usado drones, por otro, me imagino que los javelines han hecho de las suyas. En una guerra de resistencia, el agresor casi siempre tiene las de perder, y la población ucraniana está dispuesta a resistir.
La guerra ahí está y los bulos no faltan, esos que dicen que Zelensky es un nazi, vaya cosa. Zelensky era un comediante antes de llegar a la presidencia de Ucrania, al parecer la resistencia no es nada que haga reír a los agresores. No sabía tampoco que un judío-ucraniano pudiera ser nazi, pero me pregunto ¿por qué los agresores trataron de destruir el memorial de Babi Yar en las afueras de Kiev?
Para los que no conocen este lugar, un poco tapado sin razón en la desaparecida URSS, ni me lo mentaban en mis años de estudiante en Kiev, ahí los nazis perpetraron la matanza de 34 mil judíos en un día de octubre de 1941. Al final fueron 100 mil los asesinados, y existe probablemente la fosa común más grande del planeta. Babi Yar es parte de la historia del holocausto, su destrucción tiene una lógica, la que corresponde con los bulos. Destruyo el memorial y lo hago aparecer como obra de los “nazis ucranianos”. No saben que hoy hay mucha información en las redes sociales y ese cuento lo pueden meter por algún programa del otro lado del Océano o en Moscú, pero no en el resto de Europa. Tres misiles cayeron cerca del lugar, los que dañaron un cementerio judío y un complejo deportivo aledaño, el que la comunidad judía estaba por adquirir.
Otro bulo mal fabricado es el de las armas biológicas. Usar este tipo de arma tiene un grave inconveniente, el contagio con el patógeno que se utilice matará soldados propios y enemigos, así que no ofrece ninguna ventaja. En Kiev había una planta productora de plaguicidas en la zona de Dartnisa, o sea al otro lado del río Dniéper en la capital ucraniana, la cual desapareció en la década de los 90, ya que Dartnisa se ampliaba como urbe y esa planta era un peligro tóxico para la población. No sé de dónde saca el Kremlin ese dato de arma biológico y/o química en Ucrania. Donde sí existía y existe una planta de químicos, incluido plaguicidas, es en los Urales, territorio de Rusia, algo que no es secreto y algunas fuentes occidentales han hablado sobre ella.
EE. UU. y Reino Unido han impuesto sanciones, otro tanto la UE, pero mientras se le siga comprando combustible a Rusia, sobre todo Alemania, todas esas sanciones no serán tan apabullantes. Es cierto que los oligarcas rusos han sentido fuertemente las sanciones, pero eso aún no es suficiente.
En cuanto a la ONU, en la historia está recogido que la llamada Liga de las Naciones, por su incapacidad para mantener la paz, desapareció en la década de los 30 del siglo pasado. Ahora estamos en una situación similar, a Rusia le basta con vetar todo lo que se acuerde en el Consejo de las Naciones Unidas. Luego la resolución que se apruebe en asamblea no es vinculante, por lo que todo queda en el simbolismo, mientras ya hay 3 millones de refugiados ucranianos y miles de muertos de ambos bandos.
¿Hacía falta una guerra? Es lo que quiero que me expliquen, si es que hay razón para ello. Es cierto que Rusia ya no cuenta con zonas búfer como en el pasado, entiéndase países limítrofes con Rusia entonces miembros del Pacto de Varsovia, así como Mongolia en Asia. Eso desapareció igual que la URSS. Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumania, así como los países del Báltico, anteriores repúblicas soviéticas, no hicieron caso a lo que se pueda haber hablado entre EE. UU., la OTAN y Rusia en 1991. Todos terminaron como parte de la OTAN, ¿Quién tiene la culpa? La historia de los hechos desde octubre de 1917 hasta 1991. No es fácil que esos países olviden la inclusión forzosa de las repúblicas del Báltico a la URSS en 1940, la guerra de agresión contra Finlandia iniciada el 30 de noviembre de 1939 hasta marzo de 1940, las invasiones de tropas soviéticas en 1956 en Hungría, en 1968 en Checoslovaquia, así como otras incursiones en territorio polaco. Todos estos países se liberaron entre 1989 y 1991, y todos decidieron defender su independencia como fuera posible, y vieron en la OTAN la solución. Ucrania no tuvo igual suerte, ya que siempre había un designado de Moscú en el poder en Kiev, cuando no era Kuchma, era Yanukovski, todos al servicio de su amo. Ucrania firmó un tratado en 1994 junto a Rusia y EE. UU. para desnuclearizar al país, era entonces la tercera potencia nuclear en el mundo. La firma fue a cambio de respeto a su soberanía e independencia, ya vemos para el Kremlin todo eso es papel mojado. Bielorrusia tampoco navegó con suerte, con un gobierno perpetuo, indeseable y rechazado por su propia población, pero que ahí está, lógicamente con el apoyo de su hermano mayor.
Las cosas no es que hayan cambiado mucho desde 1991. Aplicar una lógica zarista del siglo XIX en el nuevo milenio no parece muy razonable. Los zares tenían una fórmula para acabar con cualquier protesta, fuego sin ninguna limitación. Así que volver a las prácticas zaristas solo conduce a la guerra. Los países de Europa están cansados de guerra y todos, sin excepción, incluido el heroico pueblo ruso en la segunda guerra mundial, solo quieren paz, nada de guerra. No puede el agresor enojarse si se usan las palabras Voina (Guerra) y Vtorzhenie (Invasión), ya que es una realidad muy evidente.
El mundo entero debe protestar masivamente a favor de la paz. La protesta se les debe hacer a todos aquellos que hayan apoyado esta guerra agresiva verbalmente, sin engañarnos con aquellos que se hayan abstenido en la ONU. Si algún país participa al lado del agresor, merece rechazo y su cuota de sanciones. El diario Público de España habló sobre los que apoyaron la invasión, pero no mencionó a otros que sí la apoyan así se hayan abstenido, los que en sus televisiones solo presentan lo que es del agrado del agresor, incluso usando los mismos términos que la TV oficial de Moscú. Varios de los que se abstuvieron realmente apoyan al agresor.
El lenguaje de paz siempre debe estar presente, pero no olvidemos que puede haber diálogo con oídos sordos, en este caso los del agresor, el que hoy ataca y si ve que no pasa nada, puede seguir atacando. ¿Existe acaso alguien que en estas circunstancias pueda afirmar que Moldova no será atacada?
Hay que evitar una guerra nuclear, la que marcaría el final del planeta, pero tampoco el mundo puede estar a la deriva y bajo la voluntad de mentes irracionales. Es aquí donde hay un callejón sin salida. Las condiciones del Kremlin son inaceptables, ya que afectan directamente la soberanía del territorio de Ucrania. Lo máximo es que este país acepte no entrar en la OTAN y se comporte neutralmente, pero no tiene por qué aceptar que le arrebaten territorio continuamente. Tampoco tiene Ucrania que dejar de aspirar a ser miembro de la UE. A fin de cuentas, el comercio con la UE le proporciona diversidad y desarrollo. Sacaría más Rusia de Ucrania, un verdadero granero, el que produce el 16% del maíz y el 12% de la exportación de trigo a nivel mundial, aparte de poseer yacimientos de carbón, mineral de hierro, gas natural, manganeso, sal, petróleo, grafito, azufre, caolín, titanio, níquel, magnesio y mercurio, así como producción de madera.
Como están las cosas, solo cabe dar apoyo a Ucrania y a sus miles de refugiados. Está por ver si el diálogo permite llegar a una solución de un problema creado, el que siempre debió ser evitado. Los seres humanos se diferencian del resto de los animales en que pueden hablar y entenderse entre sí, cuando eso no ocurre, podemos estar más cerca de los gorilas o los chimpancés, con la diferencia que ellos no usan armas para resolver sus diferencias y al final resultan ser más humanos que el Homo sapiens como tal.
Así que paz, paz y más paz, solo eso pedimos con toda fuerza.
Ricardo Labrada, 15 marzo de 2021