“Cuba no sólo tiene que ser libre, sino
que no puede ya volver a ser esclava.”
Carlos Manuel de Céspedes
Por Ricardo Labrada
Pregúntenle a un cubano de la calle si conoce al personaje célebre que se aborda en este escrito. Puede haber algún que otro que lo conozca, pero la mayoría no sabe quién es ni que hizo.
A los cubanos les gusta mucho pasear por el Vedado en la Habana, ignoran que su desarrollo se debió a Francisco de Frías y Jacott. Tampoco los agrónomos conocen de lo mucho que hizo a favor del desarrollo agrícola del país.
Francisco de Frías nació el 24 de septiembre de 1809 en la Habana, hijo primogénito de Antonio Frías y Gutiérrez de Padilla y de Bernarda Jacott y Martínez, hija del tesorero general de la Factoría de Tabaco en Cuba. En 1848 Francisco de Frías heredó el título de “Conde de Pozos Dulces” de parte de su abuelo, Melchor Jacott y Ortiz, quien fungió como Ministro Togado del Consejo Supremo de las Indias y Primer Regente de la Audiencia de Lima. Lógicamente, Francisco de Frías se crio en el seno de una familia opulenta, de la que heredó tierras y ganado alrededor de la barriada de paseo de los habaneros. Fue él y sus hermanos quienes pusieron los límites de sus propiedades, lo que es hoy el Carmelo en el Vedado, a la vez que comenzaron el proceso de urbanización del lugar y le dieron números y letras a sus calles como existen hasta ahora.
Sus estudios primarios transcurrieron en la Habana, pero a la edad de 10 años se fue a estudiar a Baltimore, EE. UU., cuyo regreso a Cuba tuvo lugar en 1829 cuando su padre falleció.
Su familia era tan proactiva como él. Su hermano José tenía un alto cargo en materia estadística en la Sociedad Económica de Amigos del País, el mismo Francisco era miembro de esta sociedad y presidente de la Sección de Agricultura y Comercio, y su hermana María Dolores estaba casada nada más y nada menos que con el venezolano Narciso López, el hombre que trajo la bandera de nuestro país, y figura de la que no se habla en Cuba, por las ideas anexionistas que él poseía por las que luchó repetidamente. López fue coronel del ejército español, luego gobernador de Valencia en Venezuela. Desde 1848 conspiró a favor de la anexión de Cuba a los EE. UU. En el segundo intento de lograr un levantamiento en Cuba fue apresado y finalmente sentenciado a la pena capital. Sus ideas no se han esfumado, hay que decir que muchos cubanos hoy residentes en los EE. UU. abogan por la anexión. María Dolores volvió a casarse en 1856 con el ilustre José Antonio Saco.
Después de su regreso a Cuba, de Frías se dedicó a sus negocios agrícolas y escribió varias publicaciones, una de ella fue Memoria sobre la industria pecuaria en la isla de Cuba, que apareció en 1849 fue una obra muy ponderada y premiada por el Liceo Artístico Literario de La Habana.
Las ideas de su difunto cuñado tuvieron influencia en Francisco de Frías, quien en 1852, un año después de la ejecución de López, organizó la conspiración de Vuelta Abajo, la que en realidad se denominó la Orden de la Estrella Solitaria, cuyo propósito era realizar un levantamiento armado en las cercanías de Candelaria, para lo cual contó con el apoyo de varias figuras relevantes de la época, como fueron Francisco Estrampes, Anacleto Bermúdez, Ramón de Palma, Porfirio Valiente entre otros. Gobernaba entonces en Cuba Valentín Cañedo y Miranda. Este movimiento fue descubierto y, como era de esperar, fue largamente reprimido. De Frías fue detenido, llevado a la Cabaña, desterrado y condenado a vivir confinado en España. La pena luego se le redujo a confinamiento de dos años en Osuna. Su permanencia en la península fue hasta marzo de 1854.
De España se trasladó a los EE. UU., donde escribió un artículo en el periódico La Verdad, en el cual se veía que renunciaba a sus posiciones anexionistas al declarar: “La libertad de Cuba y su completa independencia son el único objeto de nuestra revolución”. De Frías estuvo en Nueva York y luego en Nuevo Orleans, de donde partió en el verano de 1856 para asentarse en París. En ese momento la Junta Revolucionaria se había disuelto, difícil poner de acuerdo a tantas personas con criterios diferentes de cómo abordar la rebelión. En la capital de Francia publicó un trabajo titulado “La cuestión del trabajo agrícola y de la población de la Isla de Cuba, teórica y prácticamente examinada”. De Frías era contrario a la esclavitud, entendía que en Cuba existía un alto potencial para el desarrollo de su agricultura. Sugirió traer a Cuba indígenas de América Latina como mano de obra, pero no esclava. Sus aportes en agricultura continuaron a la par de su trabajo en el periódico El Correo de la Tarde. En 1858 escribió una misiva a Napoleón III, bajo la firma de “hommme de la race latine” (hombre de raza latina), donde solicitaba ayuda de Francia para terminar con la colonización española y a la vez evitar la expansión de los norteamericanos en Cuba.
Durante ese período De Frías estudió los avances de la agricultura francesa y la de la vecina Bélgica. Una obra igualmente ponderada de 1960 fue La cuestión del trabajo agrícola y de la población de la isla de Cuba, teórica y prácticamente examinada.
En 1859 el gobierno de la metrópoli en Cuba fue encabezado por el General Francisco Serrano o Duque de la Torre, el que vino con ideas de tolerancia a las reclamaciones de la ciudadanía en la isla. Coincidió que casi al final de su mandato muriera el ilustre José de la Luz y Caballero, hombre muy admirado por todos los cubanos. Serrano no pasó por alto este hecho y dispuso de sus asistentes para presidir el entierro. Ya para ese entonces se creaba el partido reformista, que fuera organizado por José Ricardo O´Farrill y Miguel Aldama, hombres ricos, los que igualmente decidieron hacerse del periódico El Siglo para poder promover sus ideas, las que eran contrarias a la del otro partido, muy conservador e integrado por aquellos que apoyaban el gobierno de Cuba desde España.
Ese órgano de publicidad, El Siglo, fue dirigido por Francisco de Frías, quien regresó a Cuba en 1861. En ese diario se escribiría sobre ideas de una autonomía cubana. Para suerte de los cubanos, el General Serrano no se opuso, algo que los reformistas agradecieron exponiéndole sus ideas para el desarrollo de Cuba. Fue una exposición para Serrano firmada por 24 mil personas. El partido reformista pedía lo que los cubanos pedían desde hacía más de 30 años.
Entre las demandas cubanas estaban la libertad de comercio, ya que la corona española practicaba algo muy similar a lo que hacen los actuales gobernantes cubanos. Pedían un cambio en la política de impuestos, separación del mando militar del civil, garantías constitucionales para una mejor defensa de las libertades y los derechos. Además, De Frías presentó un informe para fomentar la inmigración blanca para así reducir la dependencia del trabajo de los esclavos negros, e igualmente eliminar el prejuicio que los negros eran más fuertes en el trabajo que los blancos. Como resultado de ese movimiento se derivó el Decreto de 29 de noviembre de 1865, la que nombraría una junta de información para la discusión y análisis de las bases de las futuras leyes de gobierno de Cuba y de Puerto Rico.
De Frías fue electo alcalde del ayuntamiento de Villa Clara y formó parte de la junta en cuestión. En 1866 viajó a España, donde fue nombrado presidente de la sección de Inmigración. De Frías se oponía a la trata de esclavos negros y abogaba por la prevalencia del trabajo de la raza blanca.
Al final todo ese esfuerzo de nada valió, la junta no pudo lograr sus objetivos, por lo que de Frías decidió exilarse en Francia una vez más, adonde se trasladó con su esposa Evelia Faurés y Pigiot. En ese momento el ilustre agrónomo y periodista no tenía ya recursos de subsistencia, vivían en la pobreza. Enfermó y decidió trasladarse a Menton, ciudad francesa fronteriza con Italia, donde pasó siete meses. Como no hubo cura, finalmente se trasladó a París, donde murió el 25 de octubre de 1877.
De Frías llevaba sus ideas y reflexiones al papel, por lo que pudo escribir varias obras sobre la agricultura de Cuba y hasta del atraso de la española. Sus ideas eran liberales, pero fueron cambiando de acuerdo a las circunstancias del momento. En un inicio estuvo de acuerdo con la anexión, luego se pronunció por las reformas y así obtener una autonomía que permitiera un mejor desarrollo económico de Cuba. Él finalmente, una vez disuelta la junta de información, fue de la idea que la independencia era el único camino. No obstante, no queda claro si de alguna manera él se pronunció en el momento del Grito de Yara el 10 de octubre de 1868, que fuera cuando se inició la primera gran guerra contra España. Portuondo (1965) destacó la labor de De Frías en el partido reformista, pero no menciona aporte alguno de él en la lucha iniciada por los cubanos en 1868. De Frías colaboró con muchos medios de prensa de América Latina y es de suponer que haya escrito sobre el tema y a favor de la independencia del país. Sus últimas palabras próximas a su fallecimiento fueron: “Muero con el desconsuelo de no ver realizado el sueño de toda mi vida: la libertad de Cuba”.
Fuentes
Anon. s/a. Francisco de Frías y Jacott 1809-1877 desde 1848 «Conde de Pozos Dulces». https://www.filosofia.org/ave/001/a254.htm
Anon. s/a. Francisco de Frías y Jacott. https://www.epdlp.com/escritor.php?id=15844
Arango Santaballa Rubén. C. s/a. Francisco de Frías y Jacott. Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/biografias/79648/francisco-de-frias-y-jacott
Maseda Gutiérrez Héctor. 2013. Nuestros pensadores (VII). Francisco de Frías, Conde de Pozos Dulces. Convivencia, 2 dic. https://centroconvivencia.org/convivencia/historiaa/4822/pensadores-vii-francisco-frias-conde-pozos-dulces
Portuondo Fernando. 1965. Historia de Cuba-1492-1898. Editorial Pueblo y Educación, la Habana. P. 599.
4 agosto de 2022