“En la mar se crían peces y en la orilla caracoles,
y en la ría de Bilbao hay muchachas como soles.”
Un popular refrán vasco
Por Ricardo Labrada
El País Vasco es una comunidad dentro del territorio septentrional de España, la cual consta de tres provincias: Álava, capital en Vitoria-Gasteiz; Guipúzcoa, capital en San Sebastián o Donostia; y Vizcaya, capital en Bilbao. Comenzaremos por el área vizcaína con la visita a la ciudad de Bilbao. En una segunda parte se abordará San Sebastián.
La visita al País Vasco estaba pendiente desde el pasado año. El covid-19 fue el causante de esa posposición. En Europa se debe viajar en el verano, ya que el invierno trae sus sorpresas de lluvias torrenciales, nevadas y días sumamente cortos en luz solar, por lo que en este verano el viaje se hacía inaplazable. Visitar a una ciudad y región es como leer rápido un libro.
De Valencia a Bilbao hay unos 612 km, por lo que salimos temprano para así ganar tiempo y evitar un poco de sol fuerte por la carretera. Primero uno toma la autovía A-23 y luego la autopista con peaje AP-68. El recorrido por esta última vía le permite a uno ver los extensos viñedos de La Rioja, donde se producen vinos de extraordinaria calidad.
La ciudad de Bilbao es reconocida por su variada arquitectura. Por lo que desde que salimos del hotel, al cual llegamos en coche con alguna dificultad creada por esa “maravilla” de GPS, nos encontramos con la plaza (Jesusen Bihotza Plaza) y el altísimo monumento al Sagrado Corazón de Jesús. Luego de visto y fotografiado el lugar, tomamos rumbo a la derecha para caminar largamente hasta llegar al Centro Alhóndiga, institución cultural, de ocio y deportivo, con 43 columnas, casi todas de variados colores y forma, las que simbolizan las diferentes culturas existentes en nuestro mundo. El lugar es espacioso y da gusto visitarlo.

De ahí salimos en dirección desconocida hasta que fuimos a parar al famoso Teatro Arriaga, construcción neobarroca dedicado al al compositor bilbaíno Juan Crisóstomo de Arriaga, a quien se le reconoce como el Mozart español. Las primeras vistas y fotos del teatro se tomaron desde el puente Arenal. Bilbao posee 13 puentes (llamados zubia en euskera).
Luego recorrimos todo ese lugar en sus alrededores, desde donde pudimos ver la plaza y Estación de la Concordia o de ferrocarril de Bilbao. Dejando atrás el puente Arenal y atravesando calles bastante angostas, donde uno puede apreciar mucho de la belleza de la ciudad hasta llegar caminando hasta la Catedral de Santiago. Desde allí continuamos el paseo por otras calles similares a las ya mencionadas hasta ir a parar or detrás del Teatro, logramos llegar a la Plaza del Mercado y de ahí al Mercado de la Ribera, donde hay lugares para beber y comer.
Realmente perdí el orden de los puentes e iglesias vistos, ya que Bilbao es mucho lo que ofrece. Cerca del Mercado indicado está el Puente San Antón y a su lado la iglesia del mismo nombre, que igualmente se le llama de San Antonio Abad. Si uno se desvía a la izquierda de este lugar, verá un edificio perteneciente a Ferrocarriles Vascongados, los que ya no existen desde 1995. Más adelante vi otro edificio, el llamado Colegio maestro García Rivero construido en 1923, el cual posee una arquitectura propia. En los alrededores también se halla el Instituto Politécnico Emilio Campuzano, que tiene una entrada con tres torres tipo helénico.


Si hablamos de edificaciones con sus originalidades hay que mencionar al Edificio Guridi, construcción de estilo modernista de 1902. El departamento vasco de sanidad es otra obra llamativa con sus figuras geométricas de cristal. Otro edificio que me llamó la atención fue el Centro Municipal Cultural de Castaños, tampoco faltan las casas coloreadas a lo largo de la ría del Nervión o del Ibaizábal, desembocadura de los ríos Nervión e Ibaizábal, de ahí provienen los nombres.


En la caminata, como he dicho, muchas iglesias y no las vi todas. Las vistas fueron la Iglesia del Sagrado Corazón, la de San Nicolás y la parroquia de San José, además de la San Antón.
Al siguiente día la caminata comenzó por el edificio Iberdrola, el más alto de la ciudad, cerca del cual se halla el Palacio de Euskalduna o Palacio de Congresos y de la Música. Detrás de este Palacio estaban los astilleros de Bilbao. Me contó una persona del lugar que en ese lugar trabajaban muchos obreros y en las mañanas todos paraban por unos segundos para ver pasar a una fémina muy bella llamada Carola, la que paraba el trabajo del personal de los astilleros y, al parecer, otras cosas más. El astillero desapareció, pero no así la memoria a la bella Carola, a la cual se le dedicó una Grúa que lleva su nombre. Luego bajamos algo por la avenida Abandoibarra hasta llegar al famoso Guggenheim y dedicar su debido tiempo.
En las afueras del Guggenheim uno puede ver la enorme mascota de la ciudad, conocida como Puppy, y también de otro lado próximo a la ría la araña gigante llamada Maman o sea madre en francés. Entrar al Guggenheim es todo un placer. Allí uno puede variadas obras de arte, colección de coches de distintas épocas y de otros medios de locomoción. Desde allí uno tiene vistas interesantes de la ciudad, sobre todo del puente aledaño, de la Salve, coronado por un Arco Rojo. Tan bonito es estar dentro como en los alrededores del Guggenheim. De ahí sin más remedio fuimos hasta el puente indicado, luego bajamos para hacer un recorrido a lo largo del paseo de la ribera de la ría con una parada forzosa para comer. Por ese paseo pudimos ver una escultura a las Sirgueras, ni idea que eso hubiera existido en Europa. Mujeres que remolcaban los barcos, las que eran explotadas miserablemente. Hacían el trabajo de animales por unas pesetas. Eran cuadrilla de dos a cuatro mujeres arrastraban gabarras y embarcaciones de gran tonelaje aguas arriba en el Bilbao de finales del siglo XIX.



Por esos lares nos tropezamos con las Torres Isozaki, complejo de siete edificios diseñado por el arquitecto japonés Arata Isozaki, de ahí su nombre. Luego el Puente Calatrava o Zubizurri con otra forma muy original. Por ahí cruzamos al otro lado de la ría y nos encaminamos a tomar el funicular para llegar al Mirador del Monte Artxanda, desde donde pudimos ver la ciudad desde distintos ángulos e identificar algunos puentes más, como fue el Euskalduna.

Durante las caminatas pasamos sobre el Puente Arenal y su paseo, cerca del Museo de Bellas Artes, del Ayuntamiento, la Universidad Deusto, la Plaza Nueva y el monumento a Don Diego López de Haro, fundador de Bilbao, y bisnieto del rey Alfonso IX de León. Frente al puente del Ayuntamiento está una escultura creada en 1958 por el artista vasco Jorge Oteiza llamada “Variante Ovoide de la desocupación de la Esfera”.

Al no haberlo visto todo en Bilbao, ciudad muy agradable, es muy probable que planeemos otra visita al País Vasco y veamos todo aquello que esta vez no vimos.
6 setiembre de 2022