El mérito de Carlos J. Finlay y sus grandes descubrimientos

Finlay genial, sabio, clarividente, fue creador de una doctrina,
de un verdadero sistema que tenía que culminar en un
resonante triunfo, porque su edificación estaba sólidamente
cimentada en los fundamentos de la observación y de la experiencia”.
Beldarraín E. y López José A., científicos cubanos

En el discurso del mes de marzo de 2016 del presidente Obama en la Habana mencionó a la figura del brillante científico Carlos J. Finlay y también añadió el nombre de Walter Reed en el empeño de sanear la zona del Canal de Panamá para su construcción. El presente artículo relata la historia de los hallazgos del científico cubano, lo cual hoy día cobra importancia para el control del mosquito, transmisor de la enfermedad Zika, la que tiene al mundo en alerta. El camagüeyano Carlos J. Finlay fue pionero en el descubrimiento del mosquito como vector de enfermedades de alta nocividad, entre ellas la fiebre amarilla.

Con sorna, muchos de aquellos que le envidiaban llamaban al cubano “el hombre de los mosquitos”, pero si bien Thomas Alva Edison hizo invenciones muy ingeniosas, gran parte de la humanidad le debe mucho a este médico y destacado científico, a quien los que realmente saben le rinden eterno homenaje.

Carlos J. Finlay y Barrés nació en la ciudad de Camagüey el 3 de diciembre de 1833, su padre fue el doctor Edward Finlay, natural de Escocia, médico graduado de las Universidades de La Habana y Lima, y su madre, Elizabeth de Barrés, nacida en Puerto España, Trinidad Tobago. Finlay cursó estudios secundarios en Rouen, Francia y se graduó de Doctor en Medicina en 1855 en el Jefferson Medical College de Filadelfia e incorporó su título a la Universidad de La Habana en 1857.

Carlos J. Finlay

Carlos J. Finlay

El primero en desarrollar la teoría de la transmisión de enfermedades de un individuo enfermo a otro sano por la vía de vectores biológicos fue Finlay, quien descubrió que el mosquito Aedes aegypti era el único agente capaz de transmitir la fiebre amarilla. Para poder comprobar su hipótesis, Finlay desarrolló un método experimental de producir formas atenuadas de la fiebre amarilla en los seres humanos, lo cual permitió comprobar la veracidad de sus ideas e igualmente iniciar estudios sobre los mecanismos inmunológicos de las enfermedades infecto- contagiosas.

Su descubrimiento permitió elaborar el programa de control del mosquito a través de lo que se conoce como lucha antivectorial. Entre otras investigaciones que él desarrolló, están aquellas sobre la la lepra, las enfermedades de la visión, la malaria o paludismo, el beriberi, la corea, la tuberculosis y el absceso hepático. En Cuba descubrió la existencia de otras enfermedades, como el bocio exoftálmico, la filariosis y la triquinosis. Fue el primero en afirmar el origen hídrico del cólera, a la vez que realizó importantes observaciones sobre el tétano infantil, lo cual posibilitó su reducción en los niños del país.

Volviendo al asunto de la fiebre amarilla, lo interesante del trabajo de Finlay fue la cantidad de detractores que tuvo en Cuba y EEUU. Finlay era modesto y siempre hablaba con cautela de sus hallazgos. Inicialmente entendía que había un vector, pero ¿cuál? Luego empezó a sospechar del mosquito, para lo cual realizó muchos estudios y llegó a descubrir que era la hembra, ya fecundada de esa especie, la que transmitía la enfermedad.

Durante 1881 había realizado experimentos con voluntarios sanos, los que se dejaban picar por la hembra del mosquito. Todos enfermaron, ninguno murió al saber las etapas menos peligrosas. Esos experimentos le permitieron saber que un individuo picado una vez por un mosquito infectado, quedaba inmunizado contra futuros ataques. En ese mismo año presentó sus hallazgos en la Academia de Ciencias Médicas de La Habana, donde presentaba con cautela su hipótesis sobre el mosquito como vector de la fiebre amarilla, que realmente no fue aceptada.

Los americanos, después del fracaso de los franceses, estaban enfrascados en la construcción del Canal de Panamá, una zona realmente inhóspita, y plagada de insectos y enfermedades. Existía el antecedente de la construcción del ferrocarril de Colón hasta Ciudad Panamá entre 1850 y 1855, eran 78 quilómetros de vías, donde se estima que murieron más de 6 000 personas, la mayoría afectada por cólera y malaria. La construcción del Canal tenía un gran obstáculo y era la existencia de enfermedades como la malaria y la fiebre amarilla. Los americanos estaban muy al tanto de lo que hacía Finlay, pero no es que creyeran mucho en sus resultados.

La Comisión de Fiebre Amarilla de EEUU liderada por el comandante Dr. Walter Reed e integrada por los Dres. Jesse W. Lazear, Lewis Carroll, ambos militares, y el cubano Arístides Agramonte (oriundo también de Camagüey), visitó Cuba. En 1900 Finlay entregó a esa comisión los resultados de 104 experimentos por él realizados. El cubano les dijo cómo había realizado sus estudios, pero la comisión no es que le haya prestado mucha atención. Por otro parte, el segundo gobernador norteamericano en Cuba, el general Leonard Wood, pidió a la comisión militar no abandonar Cuba sin probar la “teoría de Finlay”.

No obstante, algunos miembros de la comisión como Reed y Carroll se dejaron picar por el mosquitom enfermaron con síntomas de fiebre amarilla y lograron sobrevivir. El Dr. Lazear, por su parte, uno de los más incrédulos de la comisión, aplicaba mosquitos a voluntarios, y uno de los insectos infectado se escapó y lo picó. Lazear murió poco después afectado por la enfermedad. Había que tener un muerto para creer que Finlay tenía razón, pero cosas de la vida, el ilustre Reed confirmaba la teoría de Finlay y pretendió, que poca ética profesional, adjudicarse el hallazgo. Por suerte, científicos de México, Brasil, España, Italia, Gran Bretaña, Alemania y Francia, sabían que era Finlay el verdadero descubridor, por lo que ellos afirmaron que el Dr. Reed solo había comprobado la teoría desarrollada por el Dr. Finlay. Así que el norteamericano pasó a la historia como un simple conductor y comprobador de una teoría ya elaborada por el cubano.

Un reconocimiento a Finlay en los EEUU

Un reconocimiento a Finlay en los EEUU

Tampoco faltaron los ilustres detractores de la Academia cubana de Ciencias Médicas para hablar del honor y la gloria de Finlay en sus estudios. Todo eso después de 20 años de desprecio a los resultados obtenidos. El mérito de Finlay y Barres estaba ahí, ya nadie podría quitárselo.

El Dr. William Crawford Gorgas era un médico militar que había llevado a cabo una labor de saneamiento en Santiago de Cuba, donde la fiebre amarilla continuaba incidiendo. A partir de diciembre de 1898 fue nombrado Jefe Superior de Sanidad en La Habana, o sea prácticamente al momento que entran los norteamericanos a gobernar Cuba. Gorgas era otro de los agnósticos respecto a los hallazgos de Finlay, pero más objetivo, ya que le pidió al cubano crear una comisión con especialistas conocedores de la fiebre amarilla para su erradicación. Finlay accedió y de acuerdo a su plan en siete meses la enfermedad fue erradicada en Cuba.

Ahora el Dr. Gorgas era de los firmes a favor del programa implementado por la comisión cubana bajo la guía de Finlay, por lo que al ser nombrado responsable del saneamiento del Istmo de Panamá, aplicó las mismas formulas del cubano en este empeño, con las cuales logró eliminar los vectores de la fiebre amarilla en 1906 y reducir la incidencia de la enfermedad y de la malaria considerablemente.

En 1902, al proclamarse la república de Cuba, el notable científico cubano fue nombrado jefe nacional de sanidad, responsabilidad que cubrió hasta 1909, año de su retiro.

El Dr. Finlay falleció en La Habana el 20 de agosto de 1915, a la edad de 82 años. Después de su muerte, el gobierno cubano creó el Instituto de investigaciones en Medicina Tropical que lleva su nombre, y el día 3 de diciembre, aniversario de su cumpleaños, se celebra en toda América el “Día de la medicina americana”.

Bibliografía consultada

Anon. Carlos Juan Finlay. Biografías y vida. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/finlay.htm

Beldarraín Enrique y López José A. 2004. Dr. Carlos J. Finlay. EMO, Ediciones médicas.com.ar. 3 de diciembre. http://www.edicionesmedicas.com.ar/Miscelaneas/Biografias_de_medicos/Dr._Carlos_J._Finlay

Durán Aleyda. Carlos J. Finlay salvó millones de vidas. Contacto magazine. http://www.contactomagazine.com/finlay.htm

Escrito por Ricardo Labrada (12 marzo de 2016)

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