“La ira y la intolerancia son enemigas del saber.”
Mahatma Gandhi
Cuando uno oye a un político alardeando del armamento que su país posee, uno con que tiene la madre de las armas, el otro el padre, mientras que no faltan los “gallitos” de pelea del tercer mundo, los que no le resuelven alimentación y vivienda a sus pueblos y al final terminan ofreciendo lemas con la muerte como promesa ineludible, es porque esos mandatarios o supuestos valentones jamas han estado en la guerra y si lo han estado es escondido en una trinchera o en una cuneta, nunca combatiendo, por lo que carecen de sentido de los sufrimientos que estas confrontaciones bélicas ocasionan.
El filme “1917 (2019)” del director británico Sam Mendes, basado en los relatos de un antecesor familiar que tuvo la desgracia de participar en la I Guerra Mundial, es una muestra clara del número de vidas que se pierden en una guerra, los dolores que causan en las familias de los caídos y los daños económicos que ocasiona.
No es el primer film bélico que invita a la paz, a la memoria nos vienen aquel film protagonizado por Jack Palance y Eddie Albert “Ataque! (1956)” del director Robert Aldrich; o el de producción soviética “Zhivie i Mertvie (1963)” (Vivos y muertos) del director Alexander Stoper, basado en la novela del escritor Konstantin Simonov, y protagonizado por Kiril Lavrov y Mikhail Ulianov; o el de producción de varios países europeos, “Le soldatesse (1965)” de Valerio Zurlini con Tomas Milian, Anna Karina, Marie Laforêt y Lea Massari, donde claramente se ve las miserias de la guerra y sugiere a todos que la paz es la única vía para el desarrollo y bienestar de los pueblos.
Sin embargo, “1917 (2019)” es como un recordatorio de lo anteriormente apuntado. Ya hay críticas adversas, muy bien, aceptadas, como que el sikh estaba fuera de lugar, ya que las tropas británicas segregaban sus soldados, o sea negros e hindúes por un lado y blancos por el otro, de acuerdo, pero profundicemos en el mensaje que nos ofrece la película más que todo y que personalmente la veo con todos los atributos para ganar varios premios Oscar.
Este film refleja los daños con muchos detalles, uno de ellos es el odio entre los soldados rivales, al extremo de agredir cuando te están haciendo hasta un favor de vida o muerte.
Las actuaciones de los dos soldados protagonistas del film, desconocidos para este autor, fueron sencillamente excelentes. Ellos son Dean-Charles Chapman y George MacKay, ambos lograron atraer toda la atención del público a lo largo de la película y su desenvolvimiento era tal que parecían ellos los mismos soldados en el campo de batalla. Lograron traer la realidad a la gran pantalla. No hubo escenas necias de esas vulgares pelis de guerra que muestran supermanes inexistentes en esas confrontaciones.

George MacKay en una escena del filme
El director Sam Mendes, más productor que director en el cine, logró una cinta de calidad, que se llama sencillamente, trama real, con ficción bien concebida, excelente fotografía y efectos para trasladarnos a los campos de combate. Varios premios Oscar seguramente le aguardan en la premiación de 2020 en Hollywood.
Escrito por Esteban Hernández, 22 enero de 2020