“Ud. puede batear lo que vea llegando al home.”
Walter Johnson
El legendario lanzador derecho de los Senadores de Washington, Walter Johnson, fue un hombre que, además de saber lanzar, puso mucha psicología en el arte de los lanzamientos. Johnson se desenvolvió siempre con los Senadores en el período de 1907-1927. Su equipo fue casi siempre el clásico sotanero, al extremo que Johnson perdió 27 juegos por anotación de 1-0 en su carrera, pero el gran serpentinero se las arregló para llevarse tres veces la triple corona de pitcheo (1913, 1918 y 1924), así como ser el baluarte que le proporcionó en buena medida la victoria a su equipo en la Serie Mundial de 1924. Johnson era una persona ecuánime incluso en el terreno y supo analizar los poquitos que se requieren para ser un lanzador victorioso. Él afirmaba que nada debilita más a un club que la desconfianza de sus compañeros a la labor de un pitcher en ese instante sobre el montículo. El fildeo se vuelve errático, los jugadores se hallan tensos, siempre presintiendo que algo va a pasar, y generalmente pasa algo. Lo contrario sucede cuando el lanzador aprieta los dientes y se llena de coraje ante una situación fea, es entonces que el equipo se siente seguro y juega por encima de su nivel habitual, ya que tiene confianza en su lanzador. Los pitchers no son siempre victoriosos en todos los equipos, uno los saca de uno a otro equipo y puede suceder que el lanzador mejore o empeore según el caso. El juego armónico de un equipo hace que el lanzador se sienta cómodo en su faena, lo contrario ocurre cuando los peloteros no se llevan bien entre sí. El que no gana no perdura mucho en la MLB, solo los que ganan sostenidamente se mantienen por años.
Ya que hablamos de pitcheo, hablemos también de bateo, nadie que mejor que ese monstruo de la ofensiva, de nombre Theodore Samuel Williams, popularmente conocido como Ted Williams, para decir lo que se debe hacer para ser un buen bateador. Williams afirma en su libro “The science of hitting (1970)” que hay tres reglas a seguir para batear óptimamente. La primera es pegarle a la buena, la segunda es tener una mentalidad positiva, siempre observando al lanzador rival y definir los errores que el bateador haya cometido enfrentado a él, mientras que la tercera es hacer un swing rápido, lo más rápido posible para entrar en contacto con la esférica. En la primera regla, Williams recomienda que el bateador haga mentalmente un marco de su zona de bateo, la que debe ser relativamente estrecha. Si uno la amplia le da más posibilidades de dominio al lanzador, y lo convierte en asesino de los bateadores. En la segunda regla, el gran bateador rememoraba al lanzador de los Tigres Hal Newhouser, el que lo ponchó con tres lanzamientos en juego de 1946. El tercer strike fue una rápida en la zona alta. Su compañero, el antesalista Rip Russell, logró batearle a Newhouser con un lanzamiento similar. Williams, muy atento, apostó cinco pavos a que, si le repetía a él algo similar, lo castigaría. Así fue, primer lanzamiento dibujado y Teodoro la puso lejos. En cuanto a la velocidad del swing, práctica y más práctica, se logra fuerza y velocidad.
Fuentes
Anon. 1932. Walter Johnson analiza al pitcher. Carteles No. 29, julio 17, pp. 38.
Williams T. & Underwood J. 1970. The science of hitting. Touchstone, 96 p.
Escrito por Esteban Romero, 4 julio de 2021