“Me preguntan si puedo ser despedido, ¿cómo
lo podré ser por algo que uno ama tanto?”
Tom Lasorda
El ex-destacado basquetbolista Michael Jordan se reía cuando le hablaban de reconstrucción de equipos. Era el final de la temporada de 1998 en la NBA, última que jugaría y ganaría para el Chicago Bulls. Jordan quería quedarse jugando en Chicago a condición que se recontratara a su compañero Scottie Pippen y al entrenador Phil Jackson, pero esa no era la idea del dueño del equipo Jerry Reinsdorf, igualmente propietario de los Medias Blancas de Chicago en la MLB. Jordan quería seguir, pero ganando con los Bulls. Le comentaron increíblemente sobre una reconstrucción (rebuilding) del equipo por parte de algunos periodistas, ¡increíble!, reconstrucción de un conjunto que tenía tres temporadas ganadas al hilo. Jordan lo tomó a broma y preguntó irónicamente: “¿cuántos años llevan los Cachorros de Chicago en reconstrucción?”. Todo este tipo de arreglo nada tiene que ver con el deporte como tal. Cuando un ejecutivo desea realmente que su equipo gane, pone todo lo que se esté a su alcance para ese logro. Les pongo un ejemplo, los Tigres de Detroit, conjunto que se convirtió en el clásico perdedor en la Liga Americana desde finales del siglo XX e inicios del milenio. Para que tengan una idea, en 1987 fue por última vez que los Tigres jugaron por encima de .500, entonces dirigido por Sparky Anderson. Con Phil Garner como manager y Randy Smith como manager general jamás se acercó al promedio de .500. Garner duró hasta la temporada de 2002, mientras que Smith fue sustituido por el muy experimentado Dave Dombrowski en 2003. Alan Trammel se hizo cargo de la dirección en el terreno. En aquellos equipos jugaba el cubano Alex “Balserito” Sánchez. En 2003-2005 continuó el desastre, cuerpo de lanzadores flojo verdaderamente y equipo al campo sin mucha ofensiva.
Llegó la temporada del 2006, el experimentado Jim Leyland tomó las riendas del equipo, al que se le habían añadido algunas figuras de calibre, como Curtis Granderson, el boricua Iván Rodríguez, los venezolanos Magglio Ordóñez, Carlos Guillén, el dominicano Plácido Polanco, mientras que los lanzadores derechos Justin Verlander, Joel Zumaya y Zach Miner debutaban, se mantenía Jeremy Bonderman, único lanzador ganador en anteriores temporadas, cuajaba el dominicano Fernando Rodney como relevista y se añadía el veterano zurdo Kenny Rogers. El cambio fue casi de un golpe. Alex Sánchez fue despedido en el mismo entrenamiento primaveral por razones que desconozco. Leyland venía con sus ideas y planes, que no eran la de entretenerse viendo perder al equipo a su mando. En 2005, con Trammel, los Tigres quedaron en cuarto lugar de su división (71-91, promedio de .438), pero en 2006 con Leyland todo cambió radicalmente, terminaron segundo en su división (95-67, promedio .586), superados por los Mellizos de Minnesota, pero como comodín de la liga, donde vencieron a los Yankees 3-1, luego despacharon con pollona a los Atléticos de Oakland para irse a batir contra los Cardenales de St Louis, dirigidos por Tony La Russa, en la Serie Mundial. Aquí Leyland solo pudo ganar uno con su tropa, pero el resultado fue asombroso e inesperado. Lógicamente, Leyland se llevó el premio de mejor director de la Liga Americana, pero el asunto no paró ahí. Los Tigres continuaron fortaleciéndose en 2007. Garry Sheffield reforzó la ofensiva, el equipo quedó en segundo lugar de la división central superados por los Indios de Cleveland. En 2007 hubo su descalabro, pero el equipo se reforzó nuevamente. Miguel Cabrera fue adquirido vía canje de los Marlins, el torpedero colombiano Edgar Rentería llegó de los Bravos de Atlanta, el venezolano Armando Galarraga se integró al cuerpo de lanzadores. En 2009 quedaron segundo, a solo un juego de diferencia con los Mellizos. En 2011 fueron ganadores y asistieron al play off para derrotar reñidamente a los Yankees en la primera serie y luego caer a manos de los Vigilantes de Texas 4-2. En 2012 volvieron a ganar, incluso el campeonato de liga, pero recibieron espesa pollona en la Serie Mundial a manos de los Gigantes de San Francisco. Otra vez en 2013 vencedores de división y perdieron el título de la Liga contra los Medias Rojas. Fue la última temporada de Leyland como director de este equipo, el que dejó un legado victorioso a manos de Brad Ausmus, ex–receptor de los Astros de Houston e igualmente de los Tigres con anterioridad. David Dombrowski también dejó su puesto de Manager General en manos del cubano Al Ávila. Desde la temporada de 2017 los Tigres volvieron a parecerse a aquellos del 2005 hacía atrás. Están en reconstrucción, llevan cinco años en eso. En la presente temporada (2021) juegan por debajo de .500. No son solo los Tigres, hay otros ejemplos más. Los Medias Blancas de Chicago es otro conjunto que, al parecer, año tras año se le cae una planta del edificio en construcción. Valga que flotan bien desde el 2020. La reconstrucción debe ser necesaria en el contexto de la economía de un equipo, pero no se ve claro su objetivo en el deporte. Los aficionados gustan ver a sus equipos ganar, llegar a la post temporada y hasta la Serie Mundial. Así que por respeto a ese aficionado que paga por sus entradas o por los servicios televisivos para ver los juegos, los ejecutivos de los equipos tienen que esforzarse al mismo nivel que lo hiciera en el pasado George Michael Steinbrenner III con los Yankees de Nueva York para que sus equipos ofrezcan competencia desde el día inaugural.
Tony La Russa ha sido un manager ganador, que no quepa dudas. Desde 1983 cuando por primera vez se estableció el premio de manager del año en ambas ligas por la MLB, La Russa se llevó el primer galardón en la Liga Americana al frente de los Medias Blancas en 1983, repitió en 1988 y 1992 con los Atléticos de Oakland, y nueve años después fue premiado nuevamente al frente de los Cardenales de St Louis de la Liga Nacional. Así que cuatro premios en tres equipos y en ambas ligas. Otros ganadores de forma casi similar han sido:
- Bobby Cox, Azulejos Toronto (1985) y Bravos Atlanta (1992, 2004, 2005)
- Lou Piniella, Marineros Seattle (1995 y 2001) y Cachorros Chicago (2008)
- Jim Leyland, Piratas Pittsbugh (1990 y 1992), Tigres Detroit (2006)
- Davey Johnson, Orioles Baltimore (1997), Nacionales Washington (2012)
- Bob Melvin, Cascabeles Arizona (2007), Atléticos Oakland (2012 y 2018)
- Joe Maddon, Tampa Bay (2008 y 2011), Cachorros Chicago (2015)
- Buck Showalter, Yankees NY (1994), Vigilantes Texas (2004), Orioles Baltimore
- Jack McKeon, Rojos Cincinnati (1999), Marlins Florida (2003).
Como curiosidad, son ocho los directores que han ganado el premio con equipos en diferentes ligas, se sale de esa norma McKeon, siempre vencedor dentro de la Liga Nacional. La Russa y Showalter son los únicos que han alcanzado este galardón con tres equipos distintos.
Existen otros directores victoriosos con varios galardones de este tipo, pero siempre dirigiendo a un mismo equipo, como son los casos de Dusty Baker (3, Gigantes San Francisco), Sparky Anderson (2, Tigres Detroit), Tom Lasorda (2, Dodgers Los Ángeles), Joe Torre (2, Yankees NY), Mike Scioscia (2, Angelinos Anaheim) y Terry Francona (2, Indios Cleveland).
Escrito por Esteban Romero, 10 julio de 2021