“Todas las almas son inmortales, pero las de los justos y héroes son divinas.”
Cicerón
A continuación, se describen los hechos ocurridos durante la segunda mitad del mes de octubre de 1959 y lo que la prensa reflejó sobre la “traición” del Comandante Huber Matos y la desaparición del Comandante Camilo Cienfuegos. Se trata de relatar los hechos con el mínimo posible de comentarios, así cada cual podrá sacar sus conclusiones.
Años tras años fuimos con flores para arrojarlas al mar a rendir tributo a Camilo Cienfuegos, pero desde hace buen tiempo, leyendo aquí y allá, uno reflexiona y queda con la duda de si realmente las cosas ocurrieron como fueron relatadas a la población. Para muchos, incluido el que suscribe, el responsable de la muerte de Camilo había sido Huber Matos, algo que ya no tengo porque creer. Hay muchas formas de preparar una leyenda y esta, por cierto, se hizo rápido y con algún grado de credibilidad. Veamos los hechos y al final algunos comentarios.
El MINFAR se creó el viernes 16 de octubre y así reemplazaba el anterior Ministerio de Defensa. Raúl Castro fue nombrado Ministro de las Fuerzas Armadas. El 17 de octubre la FEU eligió a Rolando Cubela como presidente. Camilo Cienfuegos junto a William Morgan, Efigenio Amejeiras, Augusto Martínez Sánchez, Eloy Gutiérrez Menoyo y Aldo Vera entre otros asistieron a la conmemoración del Día de los Bancarios, el lunes 19 de octubre, acto encabezado por Fidel y Raúl Castro, con palabras de resumen del presidente Osvaldo Dorticós. Previamente Fidel Castro atacó a buena parte de la prensa nacional.
En edición del miércoles 21 de octubre el director del Diario de la Marina respondió y defendió a su periódico de los ataques de Fidel Castro, a la vez que le instaba a proteger la prensa libre.
El 22 de octubre se informó al pueblo que el Comandante Huber Matos estaba frenando la Reforma Agraria en la provincia de Camagüey. Matos fue arrestado junto con otros oficiales del Regimiento Agramonte. Matos había enviado carta de renuncia a Fidel Castro, la que fue leída en una gran reunión de campesinos. Dorticós, por su parte, informó a la prensa que no hubo sublevación militar en Camagüey, y que las medidas adoptadas fueron como respuesta a la carta de Hubert Matos y su comportamiento en los últimos tiempos, típicos de los traidores de la revolución. No obstante, se sabe que el mismo Dorticós llamó a Matos para saber interioridades del asunto y para ver si podría haber una solución a esa crisis.
Todo se desencadenó después de la carta de Matos a Fidel Castro, ahí no aparece nada de contrariedad con la Reforma Agraria, La carta a continuación:
Camagüey, octubre 19 de 1959
Dr. Fidel Castro Ruz
Primer ministro
La Habana
Compañero Fidel:
En el día de hoy he enviado al jefe del Estado Mayor, por conducto reglamentario, un radiograma interesando mi licenciamiento del Ejército Rebelde. Por estar seguro que este asunto será elevado a ti para su solución y por estimar que es mi deber informarte de las razones que he tenido para solicitar mi baja del ejército, paso a exponerte las siguientes conclusiones:
Primera: no deseo convertirme en obstáculo de la Revolución y creo que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer daño, lo honrado y lo revolucionario es irse.
Segunda: por un elemental pudor debo renunciar a toda responsabilidad dentro de las filas de la Revolución, después de conocer algunos comentarios tuyos de la conversación que tuviste con los compañeros Agramonte y Fernández Vilá, Coordinadores Provinciales de Camagüey y La Habana, respectivamente: si bien en esta conversación no mencionaste mi nombre, me tuviste presente. Creo igualmente que después de la sustitución de Duque y otros cambios más, todo el que haya tenido la franqueza de hablar contigo del problema comunista debe irse antes de que lo quiten.
Tercera: sólo concibo el triunfo de la Revolución contando con un pueblo unido, dispuesto a soportar los mayores sacrificios… porque vienen mil dificultades económicas y políticas… y ese pueblo unido y combativo no se logra ni se sostiene si no es a base de un programa que satisfaga parejamente sus intereses y sentimientos, y de una dirigencia que capte la problemática cubana en su justa dimensión y no como cuestión de tendencia ni lucha de grupos.
Si se quiere que la Revolución triunfe, dígase adónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se tache de reaccionario ni de conjurado al que con criterio honrado plantee estas cosas.
Por otro lado, recurrir a la insinuación para dejar en entredicho a figuras limpias y desinteresadas que no aparecieron en escena el primero de enero, sino que estuvieron presentes en la hora del sacrificio y están responsabilizados en esta obra por puro idealismo, es además de una deslealtad, una injusticia, y es bueno recordar que los grandes hombres comienzan a declinar cuando dejan de ser justos.
Quiero aclararte que nada de esto lleva el propósito de herirte, ni de herir a otras personas: digo lo que siento y lo que pienso con el derecho que me asiste en mi condición de cubano sacrificado por una Cuba mejor. Porqué, aunque tú silencies mi nombre cuando hablas de los que han luchado y luchan junto a ti, lo cierto es que he hecho por Cuba todo lo que he podido ahora y siempre.
Yo no organicé la expedición de Cieneguilla, que fue tan útil en la resistencia de la ofensiva de primavera para que tú me lo agradecieras, sino por defender los derechos de mi pueblo, y estoy muy contento de haber cumplido la misión que me encomendaste al frente de una de las columnas del Ejército Rebelde que más combates libró. Como estoy muy contento de haber organizado una provincia tal como me mandaste.
Creo que he trabajado bastante y esto me satisface porque independientemente del respeto conquistado en los que me han visto de cerca, los hombres que saben dedicar su esfuerzo en la consecución del bien colectivo, disfrutan de la fatiga que proporciona el estar consagrado al servicio del interés común. Y esta obra que he enumerado no es mía en particular, sino producto del esfuerzo de unos cuantos que, como yo, han sabido cumplir con su deber.
Pues bien, si después de todo esto se me tiene por un ambicioso o se insinúa que estoy conspirando, hay razones para irse, si no para lamentarse de no haber sido uno de los tantos compañeros que cayeron en el esfuerzo.
También quiero que entiendas que esta determinación, por meditada, es irrevocable, por lo que te pido no como el comandante Huber Matos, sino sencillamente como uno cualquiera de tus compañeros de la Sierra -¿te acuerdas? De los que salían dispuestos a morir cumpliendo tus órdenes–, que accedas a mi solicitud cuanto antes, permitiéndome regresar a mi casa en condición de civil sin que mis hijos tengan que enterarse después, en la calle, que su padre es un desertor o un traidor.
Deseándote todo género de éxitos para ti en tus proyectos y afanes revolucionarios, y para la patria -agonía y deber de todos- queda como siempre tu compañero,
Huber Matos
El comandante Camilo Cienfuegos, con una pequeña tropa armada, fue enviado a Camagüey para arrestar a Matos el 21 de octubre, llegó al lugar sobre las 8 de la mañana. Matos disponía más de 1700 efectivos armados que podía haber reducido a la nada la llegada de Camilo. Los altos mandos subordinados a Matos no aceptaban las quejas de la alta dirección del país sobre la actitud de Matos. Muchos de ellos le sugirieron a Matos que huyera del país, pero el comandante oriental siempre se negó, como tampoco permitió que se disparara un tiro a las tropas de Camilo y del mismo Fidel. Matos y Camilo hablaron, ambos amigos de la Sierra y con simpatías reciprocas de ideas y de coraje en los combates. A Camilo lo llamó telefónicamente Fidel Castro para saber cómo iban las cosas y la respuesta de Camilo fue contundente: “Me parece que estamos metiendo la pata”. Teléfono colgado y a la hora y algo después de esa conversación apareció Fidel Castro en Camagüey previamente agitando a parte del pueblo camagüeyano y delatando la traición de Huber Matos. En buena parte los camagüeyanos fueron arengados por el futuro director del diario Granma, el capitán Jorge Mendoza Reboredo, entonces encargado de la Reforma Agraria en Camagüey. Otro tanto hizo el capitán Orestes Valera, encargado de la Reforma Agraria en Esmeralda. Camilo había llegado a Camagüey a las 8 am del día 21 de octubre, una semana antes de su desaparición. Una hora después llegó Fidel Castro. Un detalle existía, Fidel Castro había llamado en la madrugada de ese día al capitán Francisco Cabrera y lo nombró jefe de distrito, o sea que todo venía preparado desde el día anterior.
Ese 21 de octubre sobrevolaron dos aviones, un B26 y un C47 sobre la ciudad de la Habana y hubo dos manifestaciones, una de los estudiantes de la Escuela de Comercio y otra independiente. La prensa no reveló qué demandaban. Además, hubo explosiones de petardos en la capital, pero no fue cierto que los aviones arrojaran bombas, algo confirmado por la policía. Los aviones se dedicaron a tirar panfletos en vuelos rasantes, el que suscribe pudo ver cómo uno de esos aviones era perseguido por naves aéreas del país, sobrevolaban sobre el área de la terminal de trenes en la Habana. Los disparos de las naves persecutoras no hicieron diana en esos aviones, pero si deben haber rebotado. Al final hubo dos muertos y varias personas heridas. Esos vuelos organizados por Pedro Díaz Lanz se relacionaron con la carta de renuncia de Huber Matos, y se acusaba a este último de haber sostenido contacto con Díaz Lanz previamente. Cuando aquello no era tan fácil comunicarse con alguien como ahora, pero no tiene mucha lógica esa afirmación cuando Matos tenía la casi totalidad de su oficialidad y soldados subordinados listos para entrar en combate con Camilo o con Fidel, y no sucedió, todo transcurrió con algarabía de Mendoza y Varela, pero sin un solo tiro en Camagüey. Un total de 21 oficiales fueron detenidos junto a Matos y llevados al Morro.
Hay algo que Matos no relata en sus memorias, o sea en su libro “Cómo llegó la noche”. El 23 de octubre de 1959, Camilo compareció en el Canal 11 de la televisión de Camagüey para informar sobre el arresto de Matos en entrevista con el periodista Cebrián de Quesada. Allí Camilo declaró que Matos había estado conspirando contra la revolución, presentó unas fotos de la revista Cuba Nueva, que editaba el regimiento de Camagüey, bajo el mando de Matos, en la que aparecían niños desnutridos. También indicó que Matos sería juzgado en la Habana y restó importancia a los calificativos de comunista para el proceso revolucionario. Digamos, que no todo se puede decir, y nadie tiene porque ponerse la soga al cuello libremente.
Matos en su libro “Cómo llegó la noche”, el cual está disponible gratuitamente en PDF en línea, relata cómo transcurrieron los días posteriores a su detención. Las conversaciones con el capitán Orlando Pantoja, hombre que muriera en Bolivia en la tropa de Ernesto Guevara; con el capitán Emilio Aragonés y con el comisionado de Marianao, Osmín Fernández. En todos esos diálogos se buscó que Matos se arrepintiera de su carta, reconociera sus errores y se fuera tranquilo para su casa, pero en ningún momento aceptó una culpa que no tenía.
El 26 de octubre de 1959 se organizó una manifestación popular frente al Palacio Presidencial como repudio a los vuelos y ataques “armados”, se anunció también la futura creación de milicias. “Fidel sacude la mata y desempolva el paredón”, ese era uno de los lemas del acto. Las cabezas de Díaz Lanz y de Matos fueron reclamadas por la población allí presente. Hablaron Fidel, Raúl y el Che. La prensa, sobre todo, el Diario de la Marina, fue atacada. No había pasado 9 meses de inicio de la revolución y ya la prensa libre resultaba molesta. Estaban en ese acto también Osvaldo Dorticós, el ex-presidente de Guatemala Juan José Arévalo, el ex- presidente Carlos Prío, Antonio Núñez Jiménez, entonces director del INRA; el presidente de la FEU, Rolando Cubela; el secretario de la CTC, David Salvador. 27, 28 y 29 octubre nada tampoco. Camilo allí pronunció su último discurso en vida.
Camilo estaba en una situación difícil después de lo hablado telefónicamente con Fidel, Matos aseguró que Camilo le pasó dos mensajes y en uno de ellos le instó a huir, fuga que él podía organizar. Matos nuevamente no aceptó, aunque se dio cuenta que la posición de Camilo no era tampoco la mejor. Ambos conversaron sobre la dirección comunista que iba tomando el proceso revolucionario. Ambos no habían pasado por alto los hechos ocurridos con el ex-presidente Manuel Urrutia.
El 30 de octubre, dos días después, hago notar, se informó por la prensa que Camilo había salido de Camagüey rumbo a la Habana a las 6 de la tarde junto con el piloto Tte. Luciano Fariñas y el soldado Félix Rodríguez. El parte del accidente se emitió en la tarde del 29 de octubre a las 6:01 de la tarde por la Sección de Prensa del Estado Mayor, pero que el avión marca CESSNA 310 No. 53 de cinco plazas había salido y no se tenía noticia de su paradero. Se supone un posible accidente ocasionado por las turbonadas entre Ciego de Ávila y Matanzas.
El Capitán Alberto Rodríguez Pérez dijo que él hizo el mismo trayecto aéreo a la inversa ese día y que el tiempo era muy malo, y que suponía que el piloto para poder evadir esa adversidad, había decidido irse a la costa. La realidad es que Rodríguez Pérez pudo con la tormenta y Luciano Fariñas, considerado como uno de los pilotos más eficientes de la fuerza aérea del país, no pudo. El discípulo pudo más que el maestro.
La prensa del 31 de octubre informó del hallazgo de un avión en la zona de Jagüey Grande el 30 de octubre, lo cual resultó falso. A mediodía de ese día se dice haber recibido un mensaje CSH a la altura de Placetas y que la nave se encontraba en la playa Guamón de la Isla de Turiguanó. Nuevamente todo falso, pero la prensa radial y televisiva lo informaron y el pueblo se desbordó de alegría en las calles. Algo más de una hora después se desmentía todo.
Varios aviones estuvieron en la búsqueda del avión desaparecido, en la que participaron el mismo Fidel Castro, Juan Almeida y Raúl Chibás entre otros. Hubo actividades de buceo en el mar en esas faenas de búsqueda. Camilo, Fariñas y Félix Rodríguez desaparecieron, ni una parte de madera del avión jamás se encontró.
A partir de entonces han aparecido versiones sobre la desaparición, unas que dicen que el avión al despegar en Camagüey fue ametrallado, otras que Camilo nunca llegó a despegar y corrió otra suerte a manos de las mismas autoridades del gobierno. La desaparición de Camilo es un misterio como lo fue el asesinato de Mella o del presidente Kennedy.
Camilo era un líder muy querido por toda la población del país, muy admirado por las damas, le veían apuesto y con el debido coraje en todo momento. Camilo, como buen cubano, gustaba jaranear. Fidel Castro sabía bien la admiración del pueblo por Camilo, todos recordamos como en el discurso del 8 de enero de 1959, Fidel le preguntó: “¿Voy bien, Camilo?”. Pero como dijo el mismo Matos en su libro: “La popularidad de Fidel es inmensa; la gente del pueblo cree en él con ciego fervor. Los que manifiestan su preocupación por el destino de la nación o cuestionan el último capricho del Máximo Líder se convierten de la noche a la mañana en «enemigos del pueblo». La seductora retórica populista de Castro encubre hábilmente la increíble realidad, que los verdaderos enemigos están en el seno mismo del poder.” Así que se trataba de un encontronazo entre dos personas entonces queridas por buena parte del pueblo.
Fueron Camilo y Ernesto Guevara los que llevaron a cabo la invasión de oriente a occidente en 1958, muy distinta a la de 1896, la que fue guiada por los líderes máximos cubanos de la guerra, Antonio Maceo y Máximo Gómez. La de 1958 vio a Fidel y a Raúl permanecer en sus frentes en las Sierras Maestra y Cristal, mientras que a Guevara y a Camilo se les daba la difícil encomienda.
Camilo llegó a la Habana antes que Fidel en 1959 y ocupó de inmediato Columbia, luego rebautizada como Ciudad Libertad. El combate para la toma de Yaguajay no fue un paseo, ni nada por el estilo, donde Camilo, además de guía, fue un combatiente más. El difunto Sergio del Valle fue parte de la columna invasora al mando de Camilo, y sus relatos dan fe del valor humano de ese líder combatiente, como lograron atravesar Camagüey con una tropa casi descalza, pero con el ímpetu necesario.
Existía respeto y admiración por parte de Camilo hacia Fidel. Hay un detalle de un juego de béisbol entre barbudos el 25 de julio de 1959 en el Estadio del Cerro, en el cual estaba previsto un enfrentamiento entre Camilo y Fidel lanzando por ambas escuadras rivales. Al final Camilo dijo que nunca contra Fidel, por lo que accedió a jugar como receptor de los lanzamientos del entonces Primer Ministro. Así que nadie puede hablar de traición, pero si bien eso es cierto, no lo es menos que Camilo, como otros dirigentes de la revolución en 1959, no simpatizaban, ni les convencían las ideas comunistas. No hacía ni tres años que tropas fuertemente armadas de la URSS irrumpieron violentamente en Hungría y ahogaron las protestas populares existentes, por lo que un buen número de políticos y artistas de ideas comunistas rechazaron la invasión y condenaron ese acto por parte de la URSS. Es muy probable que este hecho no haya sido pasado por alto por Camilo y los otros compañeros que no deseaban nada que pintara soviético en el país.
Tampoco es secreto que Camilo y Raúl Castro no era bien llevados. De por medio debe haber habido cierta envidia o celo. Donde se paraba Camilo, no lo podía hacer Raúl. Llama la atención, como ya se indicó al inicio, que el 16 de octubre se nombrara a Raúl Castro como Ministro de las Fuerzas Armadas, mientras que Camilo, jefe del Estado Mayor, quedaba relegado y nombrado jefe del ejército oriental. Esto a ojos de cualquier analista no fue un acto casual, tampoco Raúl tenía la experiencia y los méritos de Camilo para ese cargo. Camilo fue siempre un hombre de éxito en el combate, Raúl ni triunfó cuando encabezó el ataque al Tribunal Supremo en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953, incluso fue apresado en las afueras de Santiago, y tampoco hubo combate de importancia en el Segundo Frente en la Sierra Cristal, excepto la toma del aeropuerto de Moa.
Camilo era un obstáculo y eso se demostró cuando se le envió a arrestar a Huber Matos. También hay versiones que el avión fue derribado, otros plantean que al avión se le dio órdenes de aterrizar en un punto de la Ciénaga de Zapata, donde hubo una fuerte discusión entre Camilo y Fidel. A Camilo se le acusaba de traición. En el lugar estaba el Comandante Juan Almeida, entonces jefe de la fuerza aérea del país, Se afirma que luego se oyeron algunos disparos.
Uno no puede afirmar ni una cosa, ni la otra, pero lo que resulta extraño no haber encontrado jamás restos del avión, ya fuera desaparecido por mal tiempo o abatido por otra nave aérea. Tampoco se entiende que en 62 años nunca se haya querido esclarecer estos “rumores”, como así los calificaría el noticiero de la TVC, por lo que todo queda como se dice en latín “excusatio non petita, accusatio manifesta”, equivalente al refrán muy conocido “quien calla otorga”.
William Gálvez escribió un libro “Camilo, Señor de la Vanguardia”, el que se puede leer con interés por los relatos sobre la invasión, pero lo que resulta chocante es que el prólogo de ese libro haya sido escrito o, más bien, esté firmado por el mismo Raúl Castro.
El escritor británico George Orwell, una vez más, nos regala una máxima muy actual ahora y siempre, “la historia la escriben los vencedores”, solo que los vencedores no son eternos y nuevas fuentes podrán surgir para entonces desvelar buena parte de la realidad.
Fuentes
Anon. 2011. Camilo Cienfuegos, una muerte enigmática y prematura. Radiotelevisiónmarti.com, 23 junio. https://www.radiotelevisionmarti.com/a/camilo-cienfuegos-una-muerte-enigmatica-y-prematura/8798.html
Anon. 2014. La carta de Renuncia de Huber Matos. Radiotelevisiónmarti.com, 27 febrero. https://www.radiotelevisionmarti.com/a/la-carta-de-renuncia-de-huber-matos/32444.html
Arenzana José María. 2021. La conjura de Fidel: así liquidó a sus principales comandantes al inicio de la revolución, que cumple ahora 62 años. Sevillainfo.es, 3 enero. https://www.sevillainfo.es/noticias-de-sevilla/la-conjura-de-fidel-asi-liquido-a-sus-principales-comandantes-al-inicio-de-la-revolucion-que-cumple-ahora-61-anos/
Matos Huber. 2002. Cómo llegó la noche. Tusquets editores S.A., Barcelona, p. 589
Prensa cubana desde el 16 hasta el 31 de octubre.
Escrito por RL, 29 octubre de 2021